Cuaresma: dar y recibir amor

Yo enseñé a caminar a mi pueblo, tomándole por los brazos, pero no sabían que yo los cuidaba. Los atraía con cuerdas humanas, con lazos de amor; yo era para ellos como las personas que alzan a un niño contra su mejilla; me inclinaba y le daba de comer.
¿Cómo voy a entregarte, pueblo mío?, ¿cómo dejarte a tu suerte?.
Mi corazón se convulsiona dentro de mí y al mismo tiempo se estremecen mis entrañas ¡de tanto amor que os tengo!. Os 11, 3-4.8
El hombre sin Dios recorre caminos, recorre ciudades, vive experiencias, vive de un lado para otro… no tiene frenos, no tiene límites, su estado de ánimo es el compás, la brújula de sus pasos.
Luego muere, nunca hizo nada verdaderamente útil por sí o por el mundo.
Este miércoles 25 de Febrero es Miércoles de Ceniza, con el cual se inicia la Cuaresma.
Lo triste es que la gente ya ni siquiera asiste a la imposición de la ceniza; estarán muy ocupados, cansados, ajetreados, o simplemente no quieren… han descreído de un Dios que los ama, de un Dios que les quiere.
La ceniza recuerda que se es polvo, que se es, por lo mismo, frágil; que se es, no un pecador, sino simplemente alguien que ha herido a los Corazones más sublimes que han latido: los de Jesús y María.
No se asiste a la Iglesia el Miércoles de Ceniza sólo por obligación, sólo porque así dice el sacerdote… ese ir, ese querer reconocer que se es polvo, que se es fragilidad, es un acto de amor.
No es para que vean que se tiene impuesta la ceniza; es para reparar, es para decirle a ese Dios tan bueno: Mira, lo siento, no he sabido llevar las cosas.
Sé que te he lastimado, he hecho que derrames lágrimas, pero aquí estoy para resarcir, para subsanar, vengo a curar tus heridas, a que tu corazón, Dios mío, reciba amor.
La Cuaresma es para dar amor, porque: Amor con amor, se paga Un amor que se ha de expresar a Dios a través de pequeños ratos de oración, de palabras sencillas. Un “Te quiero, Jesús”, al menos una vez al día; un “Te amo, María”, al menos antes de irse a dormir… no es necesario nada grande, ni exagerado; Dios gusta de las buenas intenciones, no de las largas intenciones. Un amor que se ha de expresar a Dios de manera indirecta, es decir, a través del prójimo.
“Antes veía a tal persona de manera prepotente, hoy, porque te amo Jesús, no lo haré”.
“Antes negaba mi ayuda, hoy porque te quiero María, seré solícito ante las necesidades de los demás”.
Un amor que se expresa dejándose amar por Dios, dejándose perdonar por Él, dejándose acompañar por la presencia que ama, por la presencia que me quiere. Amor, amor, amor…
Cuaresma no es para estar tristes, llorando y usando sayales, ¡por Dios NO!. Cuaresma es para andar riendo, sonriendo, cantando, porque sólo cuando se es feliz, se es capaz de dar AMOR, y cuando se da amor, se repara a Dios.